Todo lo que puede averiarse en tu coche por efecto del calor
Cuando pensamos en lo mucho que puede afectar el clima a nuestro coche, ese pensamiento se suele decantar por el invierno ya que, generalmente, entendemos que el frío puede dañar seriamente el vehículo de varias maneras.
Pero, de igual modo, el calor que estamos sufriendo ahora en verano también lo sufren los automóviles. Y existen múltiples componentes que no reaccionan precisamente bien ante las temperaturas extremas, y cuyos fallos nos pueden dejar sin viaje de vacaciones si no estamos atentos.
De hecho, contrariamente a la mentalidad general, en verano las averías se incrementan hasta en un 5%. Son datos de los expertos de Recomotor, quienes argumentan que en esta época del año una media de 14.100 vehículos se ven afectados por el calor, generando cerca de 1,3 millones de llamadas a los servicios de asistencia en carretera.
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Qué averías puede causar el calor en tu coche
Según explican desde el especialista de recuperación de recambios Recomotor, la avería más común que produce el calor es el sobrecalentamiento del motor. Este problema, que en invierno se nos pasaría por alto, puede deberse a algún tipo de fallo en el sistema de refrigeración, bien porque no exista una cantidad suficiente de refrigerante en el circuito o bien porque surja un bloqueo en algún punto del mismo, como por ejemplo que el radiador esté sucio. Las obstrucciones internas también son comunes sobre todo cuando se emplea agua ‘del grifo’, que genera óxido y lodos, en lugar de anticongelante.
En segundo lugar, una alta temperatura puede aumentar la evaporación del líquido electrolítico dentro de la batería, lo cual acelera su descarga. Del mismo modo, el calor excesivo reduce y limita su capacidad energética.
Un ambiente cálido trae consigo unas carreteras con el asfalto más caliente, lo cual aumenta el desgaste de los neumáticos. Asimismo, la subida de la temperatura conduce a una subida proporcional de la presión del aire que contienen, incrementando las pérdidas de tracción y las posibilidades de sufrir un reventón.
De una manera parecida, los frenos sufren con el calor, acelerándose el desgaste de los discos y las pastillas, especialmente si conducimos de forma habitual por carreteras reviradas y con fuertes desniveles.
Otro órgano sensible es el sistema de climatización o aire acondicionado. Nuestro mejor aliado contra el calor trabaja más de lo normal entre junio y septiembre, lo que vuelve estos sistemas más propensos a las averías.
Por último, si el parabrisas o cualquier otro cristal del coche presentan algún tipo de grieta o impacto, dicho desperfecto puede dilatarse y aumentar de tamaño por efecto del calor, empeorando los daños e, incluso, incrementando con ello las posibilidades de sufrir una rotura catastrófica.
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