18 mayo, 2024

la única estación de esquí sin remontes

El esquí de montaña tiene éxito, pero hasta cierto punto. Si bien es cierto que durante la pandemia se vio un notable incremento de aficionados deseosos de disfrutar de la nieve aunque las estaciones estuvieran cerradas, la realidad es que la normalidad ha ido devolviendo a los esquiadores a los telesillas.

En 2020, a pocos días de la crisis sanitaria del COVID abrió sus puertas Bluebird Backcountry. Sus impulsores aseguraban que eran la primera estación de esqui del mundo sin remontes. Y es que si bien es cierto que existen modelos similares en otras partes del planeta, todos tienen algún tipo de vehículo para subir a los clientes, ya sea con snowcats o helicóptero. Aquí en cambio tendrían también todos los servicios de un complejo invernal, solo que sin telesilla alguno. Eso les permitía buscar la mejor ubicación cada temporada.

Muy enfocada por tanto al esquí de travesía, Bluebird Backcountry vendió forfaits de acceso, alquiló material, impartió clases para los que se iniciaban con las pieles de foca, y ofreció varios otros servicios en el lugar con un toque rural; la empresa formó a miles de aficionados y se convirtió en uno de las mayores organizaciones en educación sobre avalanchas de los Estados Unidos. Se calcula que han recibido la visita de más de 19.000 esquiadores y splitboarders de todo el mundo en estos tres años. En marzo de este año, el día de mayor actividad de su historia se congregaron allí 300 clientes.

Un punto de restauración y un pequeño alojamiento para 41 personas en forma de iglú cuyas camas se agotaron todos los fines de semana que estuvieron disponibles, completaban la oferta de este complejo invernal nómada de Colorado. Según la empresa, todas.

Bluebird Backcountry montaba y desmontaba todo cada año

Cada año, antes del inicio del invierno, se buscaba la mejor ubicación, y allí se desplegaban todas las infraestructuras. La zona de tienda, de restauración, edificio de servicios, etc…  Una vez se acababa la temporada se desmontaba todo, se metía en camiones y la zona quedaba como si por allí no hubiera pasado nadie en varios meses.

Entre las causas para la decepción está en que las ubicaciones escogidas estaban siempre alejadas de la grandes zonas urbanas. Para llegar a Bluebird Backcountry se tenía que conducir unas tres horas, y al no haber apenas alojamiento, esto se hacía complicado para el cliente.

Sus fundadores también aseguran que si bien su carga financiera es mucho menor que una estación que debe invertir en remontes, en máquinas pisapistas y el mantenimiento de todo esto, igualmente se necesita una buena entrada de ingresos y financiación. Y quizás el esquiador de montaña no es un target que genere un gasto alto cuando en sus vacaciones de invierno.

Ni un solo remonte en Bluebird Backcountry y toda una montaña para descubrir

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