22 mayo, 2024

UN GRAN CAMPEÓN DE LOS SALTOS DE PLATAFORMA QUE SE QUEDÓ SIN EL ORO OLÍMPICO – Historias de los Juegos

¿Se puede ser votado como el Mejor Saltador (de plataforma en este caso) del Mundo, igualar el récord de la leyenda Greg Louganis en número de Mundiales conseguidos de forma consecutiva y no haber ganado ningún oro olímpico? El chino Qiu Bo lo ha hecho.

Su historia personal es peculiar. Hijo de una familia humilde -sus padres eran ambos obreros de una fábrica- desde muy pequeñito mostró energía a raudales y se dedicó a la gimnasia de trampolín. Con apenas cinco años imitaba a un tío suyo que era gimnasta con habilidades que dejaban impresionada a su familia. En el gimnasio en el que entrenaba las condiciones eran pésimas: el agua de lluvia se colaba dentro y la iluminación escaseaba, por no decir que era inexistente. Se inició en el deporte de los saltos acuáticos con siete años, cuando un entrenador le vio saltar en el trampolín y le llevó a una escuela estatal. Pagar los gastos que producían sus entrenamientos superaba los ingresos de los dos sueldos de sus padres. En 2002 se planteó dejar el deporte por esos motivos económicos y entonces salió en su rescate su abuela y su tío. Aun así, Qiu siguió planteándose la retirada porque le pesaba que sus familiares pasaran penurias para costearle el deporte. Tuvo que ser convencido por su entrenador, que también puso su propio dinero para desarrollar su carrera, pues ya veía en él a un futuro campeón. Los esfuerzos combinados de todos valieron la pena.

Casi podríamos decir que el resto es historia. Sus medallas logradas a lo largo de los siguientes años son tantas que, al lograr tres oros en tres respectivos campeonatos mundiales, igualó a Greg Louganis. Quizás incluso más apabullante sea el hito de lograr en 2011 609.20 puntos en una prueba de las Series Mundiales. El dato numérico puede que les diga poco pero si les digo que lo hizo obteniendo 25 dieces perfectos de los jueces ya se pueden hacer una idea. También Bo se convirtió en el primer saltador en superar los 600 puntos en una competición internacional desde que se introdujo el nuevo sistema de puntuación. ¿Conclusión? Fue nombrado ese año de 2011 el Mejor del Año en su deporte.

Pero su paso por los Juegos Olímpicos no dieron el resultado esperado si tenemos en cuenta sus puntuaciones previas. Su primera experiencia fue en la cita olímpica de Londres de 2012. Tras la ronda preliminar y las semifinales iba primero, aunque en la final se parte de cero. En efecto, en la final fue superado por el estadounidense David Boudia por tan solo 1.8 puntos. Hablamos de la plataforma de 10 metros. El resultado no fue, pues, el esperado, sobre todo si tenemos en cuenta que en los meses previos el chino había superado en una prueba al americano con una diferencia de más de 40 puntos. Qiu, que ha confesado que su sueño de siempre era subirse a lo más alto de un podio olímpico, también comentó que en Londres 2012 no pensó en que llegaría a colgarse una medalla (la de plata, que finalmente ganó).

Qiu Bo tiene puntos fuertes y otros débiles. Entre los primeros, una técnica depuradísima. No innova nuevos saltos, pero cuando sale alguno novedoso es el primero en realizarlo a la perfección. Trabaja y trabaja mecánicamente, hasta el punto que uno de sus mayores rivales, Tom Daley, le ha definido como un “robot”. Se concentra en sí mismo ignorando a sus rivales. Pero Bo tiene un punto débil: en las grandes competiciones le puede la presión y no da de sí todo lo que podría en teoría. Eso le ocurrió en los Juegos Olímpicos de Río. En esa ocasión acabó segundo tanto en las rondas preliminares como en las semifinales, pero en la final falló en dos de sus saltos por lo que ni siquiera subió al podio (acabó sexto). Para que vean de lo que es capaz no hay más que ver su tercer salto, que le proporcionó dieces de todos los jueces. Excelente a veces, vencido por la presión otras. “Yo soy mi mayor rival”, ha declarado. Quizás sea su cabeza la que sea su mayor rival, pues en otras competiciones y en entrenamientos es capaz de lo mejor. Puede que le influya la presión de ser chino, lo que conlleva la casi obligatoriedad de ganar oro siempre.



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