[Fotos] Diez años de las graves inundaciones del Pirineo por lluvias y mucha nieve

El de 2013 fue un muy buen invierno en el hemisferio norte. En Norteamérica muchas estaciones superaban los 15 metros de nieve acumulada. En los Alpes se cerraba la temporada con casi todo disponible, mientras que en la península y Pirineos se llegaba al primer fin de semana del mes de mayo con muchas pistas abiertas.

Fue el mismo año que en el mes de febrero Cauterets se convirtió en la estación de esquí con más nieve del mundo con 8 metros registrados hasta ese momento.

El día 5 de mayo despedía la temporada Sierra Nevada con nada menos que 51 kilómetros esquiables mientras que Baqueira Beret lo hacía con 34. No menos mérito tuvieron Alto Campoo y Sierra de Béjar, que sin nieve artificial cerraban la campaña con 15 y 13 km respectivamente. Por no olvidar a la pequeña Punto de Nieve Santa Inés que se sumaba a la fiesta con su pista entera y hasta el snowpark disponible.

En el lado francés en cambio pese a que también tenían mucha nieve, prefirieron despedir la temporada unos días antes. Excepto el Pic du Midi. El único remonte de los Pirineos destinado exclusivamente para el freeride, anunciaba que por primera vez en su historia aguantaba hasta el 12 de mayo. Iba a ser la última en cerrar gracias a las intensas nevadas que seguían cayendo tras un invierno también excelente. El 25 de mayo, ya cerrada, se registraba un espesor de 3,25 metros de nieve.

Un poco más abajo, el 26 de mayo el personal de carreteras comenzaba a limpiar el Col du Tourmalet para poder abrirlo de cara al verano. Pero las nevadas seguían cayendo, así que llegaron hasta la última curva antes del puerto del Tourmalet (+/- 2080 m. de altitud) en el lado de La Mongie. La profundidad de la nieve al costado del camino alcanza frecuentemente los 4 metros, pero hay fuertes acumulaciones de 7 a 8 metros que aún no se han podido atacar.

A principios de mes de junio, viendo que el trabajo era inútil porque la nieve volvía a tapar la carretera, pausaron los trabajos a la espera de que la meteorología ayudara un poco. La zona se llenaba de esquiadores de montaña y traveseros que aprovechaban el mas de un metro que seguía en las pistas.

El 8 de junio se quería subir a Octave, la enorme estatua del ciclista que corona en verano el Col du Tourmalet, pero el paso seguía cerrado por la nieve que aún seguía cayendo en algún momento,

Hasta que 10 días después la meteorología hace un giro radical. Masas de aire empujadas por vientos del Sur llegan a los Pirineos, saltan a ambos lados y descienden hasta los valles. Es este aire templado y seco el que acelera rápidamente el derretimiento de la nieve y convierte las precipitaciones de borrascas procedentes del norte de Europa que eran de nieve, en aguaceros.

Fue todo tan rápido, que los trabajadores de las carreteras tuvieron que resguardarse en restaurantes y edificios de la zona hasta que llegan a rescatarlos porque no da tiempo a salir corriendo con los vehículos.

El agua mezclada con rocas y hasta de nieve, se lleva por delante el camping La Ribière, edificaciones fluviales, los baños termales de Berzun y tramos de carretera. El 18 de junio de 2013 el pueblo de Barèges queda totalmente arrasado. Se tuvo que reconstruir prácticamente desde cero. Milagrosamente no hubo víctimas. Pero 400 turistas y 100 residentes fueron evacuados en un convoy controlado por los servicios de rescate y seguridad.

Fue un duro golpe para un pueblo que en invierno ya había sido azotado por avalanchas de nieve. Ya no quedaba rastro de la comisaría, uno de los puentes desapareció, varios hoteles destrozados y los estacionamientos estaban cubiertos de lodo mezclado con nieve en pleno mes de junio, lo que hizo que muchos coches acabaran enterrados y destrozados.

Aunque Barèges fue el pueblo más afectado, los daños en otras zonas como Lourdes y su santuario, Pau o Gave también les van a la zaga.

Consecuencias en el lado español

El desbordamiento del Garona también afectó al lado español de los Pirineos. Poblaciones como Viella o Arties sufrieron fuertes destrozos, inundaciones, riadas y evacuaciones de vecinos.

En Benasque fue el río Ésera el que provocó ordenar el desalojo de decenas de vecinos de las poblaciones de la zona y mantuvo aisladas las localidades de Benasque y Castejón de Sos.