Barriga llena corazón contento
KEMBERLIN CORREA | CARACAS.- Canalizar las angustias y rivales en un estadio de beisbol es uno de los pasatiempos favoritos de los venezolanos; y los ocho equipos que integran la Liga Venezolana de Beisbol Profesional se han encargado de enamorar a la afición brindandoles comodidades gastronómicas en cada una de las plazas, pues bien dicen por ahí que “barriga lleno, corazón contento”.
La alteración en los precios de algunos alimentos comercializados en los diferentes recintos donde hace vida la LVBP desde el primer día de al temporada, el pasado 12 de octubre, es un secreto a voces, pero tal asedio no ha limitado a los asistentes a darse “sus gustos” en las ferias de comida, las cuales exigen llevar al estadio no menos de 3.000 bolívares soberanos, fuera del presupuesto estimado para los boletos. Considerando con esto solo al fanático que no tiene acompañantes.
A lo largo de los años, diferentes economistas han hecho estudios de gastos estimados en la sociedad venezolana durante el último trimestre del año, y con la LVBP en pleno desarrollo, el derroche se torna aún mayor. Incluso en tiempos de dificultad.
“Yo por lo menos trato de venir aunque sea a un juego en la temporada. Traer a los niños para distraernos, sacarlos de la rutina y mostrarles que todavía, con esfuerzos, ponemos divertirnos en un lugar al que siempre nos ha gustado venir. Uno hace el sacrificio”, comentó Jesús Méndez, fanático de los Leones del Caracas con más de 10 años ininterrumpidos visitando el parque de la Ciudad Universitariae en familia.
“Se gasta, claro que sí”, sentenció. “Las cosas no están para venir con tanta frecuencia, pero tratamos de tomar previsiones para que la tradición de venir al estadio se mantenga”, continuó Méndez, que durante el primer Caracas-Magallanes, del pasado 23 de octubre gastó, al menos, 7.000 bolívares soberanos, entre acceso, comida, bebida y estacionamiento junto a su esposa y dos hijos.
Este sacrificio es ampliamente respetado y apreciado, aunque también incomprendido y criticado por quienes no han compatibilizado con tal culto, pero este año la ofrenda ha escalado un nivel superior, considerando que los ingresos mensuales del venezolano no corresponden con los requerimientos monetarios para un día de beisbol. Sin embargo, la importancia de la distracción trasciende el raciocinio del fiel seguidor, capaz de hacer lo que sea por alentar a los suyos.
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