Nayluisa Cáceres es la “salvadora” de la Vinotinto

La portera criolla ha sido pieza clave en la clasificación a cuartos en el Mundial sub-17

Si Venezuela está en los cuartos de final del Mundial sub-17, en gran parte es por las atajadas de Nayluisa Cáceres. La portera de Unión Española (Ecuador), salvó a las criollas de una goleada ante Alemania, mantuvo el partido abierto ante Camerún y sacó el cero contra Canadá. En 2010 vio la cita mundialista desde su casa, en 2014 estuvo en la disputa por el tercer lugar y hoy es protagonista.
Nayluisa viene de una familia deportista. “En mi casa todos han sido deportistas y nací con ese don de jugar”, explicó.“Un día cuando las muchachas estaban en Trinidad y Tobago (en 2010, el primer Mundial sub-17 de la Vinotinto femenina), le dije a mi mamá que iba a estar ahí y me dijo amén”, confesó la exZamora. Tan solo pasaron cuatro años para cumplir su promesa, aunque en Costa Rica solo estuvo en el duelo ante Italia, por la medalla de bronce, en el que cayeron en penales.
Pero tras su gran actuación en el Suramericano de Barquisimeto (2016) se transformó en una de las referentes de este grupo. “Cuando eres líder fuera de la cancha, la cinta es irrelevante”, afirmó, mientras que sobre su titularidad en el Mundial reveló: “Ver el partido desde la banca es desagradable, desde la televisión se ve con emoción, pero nada como en la cancha”.Le agarró amor al arco
Al igual que el checo Petr Cech o el criollo Renny Vega, Nayluisa no inició su carrera como arquera. “Era delantera y volante cinco, pero luego me mandaron al arco. Fui trabajando y le agarre amor a la posición”, dijo la de Socopó. Ese cambio se dio cuando tenía 13 años motivado por su altura, pero sin saber nada del arte de ser arquera, ahora es referencia en ese puesto y una de las dos legionarias, además de Deyna Castellanos.
“Es una posición en la que no puedes fallar, pero si lo haces bien te siente como la salvadora”. Pero esta ruta para ser la protectora de la Vinotinto no ha sido nada sencilla, ya que este año pudo disfrutar de la gloria de una gran atajada, como la amargura de sacar el balón dentro de las redes.



Fuente: Líder en Deportes