15 octubre, 2025

11 deliciosos coches clásicos pudriéndose en una mansión abandonada. Su dueño fue piloto en la Segunda Guerra Mundial

11 deliciosos coches clásicos pudriéndose en una mansión abandonada. Su

En las profundidades de un bosque de Carolina del Norte, EEUU, la naturaleza ha reclamado lo que un día fue parte de la vida de un veterano de la Segunda Guerra Mundial. Una mansión olvidada, cubierta de polvo y recuerdos, esconde en su interior y alrededores un tesoro tan inesperado como deteriorado: 11 coches de colección, dos avionetas y hasta una lancha, abandonados durante más de una década.

El hallazgo ha salido a la luz gracias al YouTuber BigBankz, que documenta lugares olvidados para sus más de 700.000 suscriptores. En su vídeo, la historia de este piloto retirado y fallecido junto a su esposa en 2012, se mezcla con la visión inquietante de automóviles condenados al óxido.

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Un piloto de guerra y una vida detenida en el tiempo

Según cuenta BigBankz, tras investigar un poco descubrió que el propietario de esta finca fue un piloto estadounidense que combatió en el Pacífico y, tras la guerra, trabajó como jefe de bomberos y en una central eléctrica. Nunca abandonó del todo la aviación: aún en su madurez seguía pilotando dos pequeñas avionetas, hoy reducidas a fuselajes vacíos y sin alas.

La muerte del matrimonio dejó la propiedad intacta, con sus muebles, documentos y fotografías familiares esparcidos por las estancias. Como una cápsula del tiempo, pero tristemente saqueada y vandalizada.

En el exterior, la cosa no mejora. Bajo capas de hojas, barro y óxido reposan 11 vehículos de colección, casi todos de la marca Ford. Llama la atención una curiosa pick-up Ford F-250 de los años 70 camperizada, un ejemplar raro incluso en EEUU, y que aún conserva parte de su estructura.

Junto a ella también hay dos Ford Gran Torino de tercera generación (1972-1976), un Ford Fairlane hundido en el suelo y un Thunderbird que, según se aprecia en el vídeo, fue tiroteado en algún momento. La colección también incluye un Ford Model A de los años 20, segundo modelo de producción en serie tras el Ford T.

La joya inesperada: un Buick de 1950

Entre tanto Ford, una sorpresa: un Buick fabricado entre 1949 y 1950. El frontal con parrilla cromada y los característicos VentiPorts en las aletas dejan pocas dudas. Aunque es difícil precisar si se trata de un Roadmaster, un Super o un Special, lo cierto es que su rareza lo convierte en uno de los hallazgos más valiosos de esta finca. Lamentablemente, está en peor estado que el resto: sin cristales, con el habitáculo devorado por la humedad y casi sin piezas recuperables.

Ford
Ford

El inventario de esta finca no acaba en los coches. Dos avionetas privadas, hoy reducidas a esqueletos de aluminio, y una lancha a motor completan un conjunto insólito. Ya no son los vehículos que fueron un día, sino ‘ruinas’ que refuerzan la sensación de un lugar detenido en el tiempo.

¿Cementerio de chatarra o una mina de oro?

A primera vista, los coches parecen condenados al desguace. Sin embargo, expertos en restauración como los consultados por Hagerty en reportajes similares del YouTuber señalan que incluso clásicos en estados deplorables pueden tener un gran valor como piezas de recambio o proyectos únicos: “Todo depende de la demanda del modelo y de la disponibilidad de componentes originales”. En este caso, un restaurador podría ver oro donde otros solo ven óxido.

Ford 2
Ford 2

Más que una colección en sí, este hallazgo es un retrato melancólico que deja una sensación extraña: la historia de un hombre que amó volar y conducir, y que prefirió dejar sus coches en su terreno antes que venderlos o donarlos. Una cápsula del tiempo que, si sigue sin intervención, acabará devorada del todo por la naturaleza más temprano que tarde.

Imágenes | BigBankz

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