20 junio, 2025

LA ÚNICA MEDALLA OLÍMPICA PÓSTUMA – Historias de los Juegos

LA ÚNICA MEDALLA OLÍMPICA PÓSTUMA – Historias de los Juegos

Esta es la historia del único oro olímpico (o medalla de cualquier color) recibida de forma póstuma, de alguien que no llegó siquiera a participar en unos Juegos Olímpicos.

Ocurrió en los de Londres celebrados en 1948, los primeros tras la II Guerra Mundial, detalle no baladí ya que el continente europeo sufría una epidemia de polio. Esa terrible enfermedad, aún no erradicada en esa época, es la que causó la muerte a la gimnasta checoslovaca Eliška Misáková. En el viaje en avión hacia Londres empezó a notar los primeros síntomas, teniendo náuseas, aunque algunos lo achacan a que era la primera vez que volaba en avión y que pudo contagiarse ya en Londres, ciudad que por entonces estaba infectada por la polio tras la guerra. Pero lo más probable era que se infectara bañándose en el río Elba durante las semanas de concentración previa a los Juegos. Las aguas estaban sucias y además estaba prohibido bañarse en ellas precisamente por posibles contagios de polio.

Una vez en Londres Eliška llegó a entrenar pero pronto fue tratada primero por el médico de la expedición de su país pensando que se trataba simplemente de síntomas de gripe al tener fiebre y dolores de cabeza y luego fue tratada por otro británico pero empeoró, así que tuvo que ser hospitalizada. Según pasaban los días iban empeorando. En un principio se pensó que padecía parálisis cerebral debido a una supuesta inflamación de las membranas cerebrales, para más tarde diagnosticársele polio, la enfermedad que acabaría con su vida. Se le realizó una transfusión de sangre del médico de la expedición checoslovaca ya que él había superado la enfermedad y se pensó que su sangre podría contener anticuerpos que podrían curarla, algo que por desgracia no se produjo.

Eliška estuvo los pocos días que le quedaron de vida en el hospital de Uxbridge, en un pulmón de acero, pero fue paralizándose poco a poco: primero las manos, luego las piernas, perdió el habla…Sus compañeras de equipo acudieron a verla, pero sólo lo pudieron hacer tras un cristal ante el temor de que ellas pudieran también contagiarse. Ni siquiera pudieron hablar con ella.

Ese equipo de gimnastas checoslovacas acabó ganando el oro en la competición por equipos y, aunque Eliška aún vivía cuando la victoria se produjo, no llegó a enterarse. Entre los miembros del equipo estaba su hermana Miloslava, quien junto a sus compañeras de equipo quiso ganar por Eliška. En el momento de la entrega de medallas en el podio las componentes del equipo ya eran conocedoras de la trágica noticia y no pudieron dejar de llorar, no precisamente de alegría por el oro. Lucieron todas un brazalete negro y la bandera de su país se quedó a media asta. El Comité Olímpico Internacional tuvo un bello detalle: entregar una medalla de oro a Eliška de manera póstuma, la única (y esperemos que última) que se dio in memoriam.

Con el equipo de gimnasia. Eliška es la cuarta por la derecha

Se dio la circunstancia de que el marido de otra hermana de Eliška era un expiloto de la RAF y fue él el que pilotó el avión que transportó la urna con las cenizas de la difunta gimnasta hasta su país. Lo triste es que en Checoslovaquia apenas se habló de ese preciado oro, pues los comunistas en el poder eran hostiles al movimiento Sokol, un movimiento deportivo checo, generalmente asociado a la gimnasia y al que pertenecían las campeonas, y llegaron a prohibirlo. Es por ello que silenciaron el oro de las gimnastas. Incluso su líder fue considerada traidora por el gobierno.

De ese oro y de Eliška se volvió a hablar en su país en 2012 con motivo de los Juegos Olímpicos que volvieron a celebrarse en Londres. Se realizó un documental sobre esta triste historia, un homenaje al recuerdo de las gimnastas que tanto sufrieron y de la que llegó a fallecer en plenos Juegos Olímpicos.



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