Claves remontada Alcaraz a Sinner la final de Roland Garros


🎾 Broom/Jones vs Maxted/Thomson
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Una final como la que nos regalaron Carlos Alcaraz y Jannik Sinner en Roland Garros 2025 merece que se analicen hasta los más mínimos detalles. Detalles, precisamente, que acabaron dando el trofeo de campeón al murciano y alejaron al italiano de una gran hazaña: detalles que surgen cuando las distancias son mínimas, el nivel es máximo y la historia se escribe en cada punto. Será una final recordada durante mucho tiempo en la que Jannik dominó con puño de hierro los dos primeros sets, volvió a distanciarse en el cuarto… pero acabó claudicando ante la impresionante resiliencia de un Alcaraz que ganó el partido con una conjunción perfecta entre tenis y mente.
JANNIK GOLPEA PRIMERO EN SU TERRENO
El duelo más reciente entre ambos, resuelto con cierta holgura por Carlos en Roma, marcó los primeros compases del partido. Los motivos, múltiples: el murciano intentó replicar el tenis agresivo que le dio el triunfo en tierras italianas, pero al otro lado estaba un Jannik que sacó varias lecciones y las aplicó para enredar a Carlitos en su tela de araña. A pesar de jugar en arcilla, son jugadores tan completos que sus partidos se convierten en una batalla total: hay patrones, por momentos, más propios del cemento, demostrando que son dos tenistas capaces de hacer absolutamente de todo en pista.
Por tanto, y tal como pasara en el Foro Itálico, en la batalla del saque y la devolución empezó a distanciarse un hombre. Ese hombre fue, en este caso, Sinner: su nueva posición al resto, que le ha dado un par de décimas de segundo extra para anticipar los primeros saques rivales en París, funcionó. Alcaraz dejó atrás la variedad, se centró en la potencia y se chocó con la muralla Jannik: apenas logró un 55% de puntos ganados con el primer servicio y lidió con un rival muy agresivo en los segundos, poniéndole en dificultades en cada turno de servicio y negándole la oportunidad de firmar combinaciones con el saque+1.
Esa mejora al resto de Jannik le aportó más seguridad para resolver con su saque y, sobre todo, no empezar cediendo el fondo de la pista. El italiano bordó los paralelos para recuperar terreno en cada ataque de Alcaraz, inclinando el encuentro a su hábitat natural. En el primer set, Alcaraz pegó más reveses (75) que derechas (65); en el segundo, idéntico patrón (65 derechas, 73 reveses). Sinner le tenía donde quería: sin encontrar combinaciones de 1-2, anclado en su ritmo de pura potencia desde el fondo y sin variar con saque ni derecha.
ALCARAZ REACCIONA Y SINNER CASI CRUZA LA LÍNEA
Algo tenía que cambiar en el tenis de Carlos para darle la vuelta a un partido duro de pelar. En busca de la machada, del imposible (jamás había remontado un 0-2 en su carrera), el murciano recalibró sus golpes y empezó a echar mano de la variedad en su servicio. La necesitaba, y decidió bajar la velocidad de su servicio y tratar de hacer mella en las castigadas piernas de Jannik: mucho saque con kick, sacando de la pista al italiano para poder entrar con su derecha invertida paralela; una bola un poco más elevada y liftada, para darse tiempo y espacio y sacar a Sinner del centro de la pista… y la sensación de que el italiano no estaba por la labor de sufrir de esta manera.
Esa recuperada variedad en los servicios, cambiando precisión por potencia, cambió la forma de afrontar el duelo de Carlos y le permitió reactivar el golpe que le daría el partido: la derecha. Pasó a golpear 30 derechas más que reveses (43 reveses por 73 derechas en el tercer set: el cambio, como pueden ver, es sustancial), protegió mejor su saque (60% puntos ganados con el segundo) y ganó por primera vez la batalla de los puntos cortos (dos más que Jannik).
El partido había cambiado y había obligado, como en una partida de ajedrez, a que el rival moviese sus cartas. Sinner lo hizo de tal manera que se quedó a un solo punto de que hoy estuviésemos escribiendo otro análisis: regresó a su configuración ultragresiva al resto, volvió a destrozar los paralelos a la carrera para evitar la derecha invertida de Alcaraz y desactivó las bombas del murciano obligándole a estar constantemente corrigiendo su posición en base a sus paralelos. Su oportunidad con el 5-3 y 0-40 se perdió, si nos vamos a lo micro, por las defensas de Carlos: en dos puntos de tres le sacó un error forzado en base a dos bolas muy profundas con su derecha; el que nos queda fue un resto de segundo servicio que el italiano se jugó… y que falló.
APARECEN LAS DEJADAS Y LA MATRIX
El empate cayó como jarro de agua fría sobre la cabeza de un Sinner muy tocado no solo física, sino también mentalmente. Prueba de ello, entregar una rotura nada más comenzar el quinto set que acercaba al duelo a un Carlos que fue sencillamente superior hasta el 5-4: el elemento sorpresivo del set definitivo fueron las dejadas, que por primera vez aparecieron con asiduidad y éxito. Carlitos tiró 11, con 4 golpes ganadores y solo un error no forzado, además de tener un efecto de trituradora sobre las piernas de Sinner.
Volaba con la derecha, encontraba combinaciones certeras de saque + 1… pero al otro lado de la red había un gigante que no se iba a rendir tan fácil. Volvemos a sacrificar lo macro y mirar lo micro, en un 5-4 en el que Alcaraz solo encontró un primer servicio y se topó con restos centelleantes de un Sinner renacido. Experiencia religiosa que le sirvió para remontar, acercarse a dos puntos de la victoria… y ver cómo otra impresionante defensa de Alcaraz con un golpe casi de squash le negaba la oportunidad de una pelota de partido con 6-5 y 30-30.
El quinto set es algo así como el terreno de la supervivencia, una guerra primitiva y animal donde la táctica casi se lanza por la ventana, fiándose todo al instinto y a la mentalidad ganadora. Del supertiebreak que firmó Carlos poco podemos decir: fue una de las experiencias más cercanas a entrar en la Matrix que recordemos. De los 10 puntos que ganó, cinco fueron golpes ganadores, cuatro errores forzados de Sinner y solo uno podría considerarse ‘regalo’ (error no forzado). Un fin de fiesta perfecto para un tipo que caminó por el alero como los mejores trapecistas y bailó bajo el foco final como las mejores bailarinas. Un partido riquísimo en matices que se decidió, literalmente, por un punto, con infinidad de similitudes con la final Djokovic vs Federer de Wimbledon 2019 (el perdedor ganó más puntos que el ganador, el vencedor apenas cometió errores en los tiebreaks finales y se salvaron bolas de partido) y que paladearemos durante muchísimo tiempo. Una oda al tenis que merece la pena repasar y analizar una y otra vez.