Los coches eléctricos son muy caros de reparar, así que se están convirtiendo en gangas de segunda mano en Ucrania
¿Cómo mi Rivian ha acabado en un país en guerra y al otro lado del Atlántico? Es lo que se preguntan algunos ex propietarios de estos modelos eléctricos de esta marca que sólo se vende en EEUU.
En webs de compra venta de Ucrania hay decenas de anuncios de Rivian seminuevos: se ofrecen hasta por 20.000 dólares menos que cuando se vendieron nuevos. En todos se indica «accidentado», pero el coche parece en perfecto estado y como si acabara de salir del concesionario.
Tesla o Rivian siniestrados que renacen en Ucrania
Ucrania es uno de los países que más importa automóviles usados desde EEUU: en 2018 hizo lo propio con 34.000 modelos de segunda mano. De todo tipo, no sólo coches eléctricos. Pero últimamente los cero emisiones de segunda mano tienen más éxito. Por varias razones.
Por un lado, se deriva de la situación actual del país, sumido en un eterno conflicto bélico. Desde la invasión rusa el precio de la gasolina se ha disparado, así que los eléctricos son ahora una opción más barata que un térmico en términos de uso, ya que la electricidad no ha hecho lo propio. A eso se añade que están gravados con menos aranceles que los térmicos, lo que permite ajustar más su precio.
Sirve de ejemplo los Rivian anunciados en Auto Ria. Encontramos unidades de la pick up R1T incluso por 54.900 dólares. Este modelo, nuevo arranca en los 69.900 dólares. Lo mismo ocurre con el SUV R1S: hay unidades por 56.000 dólares siendo un coche que parte de los 75.900 dólares. Todos son modelos de entre 2021 y 2023, como también se señala que son coches siniestrados. Y está la segunda clave de que sean tan prolíficos los usados eléctricos importados desde EEUU.
Por culpa de la batería, los eléctricos accidentados son casi siempre siniestro total. La tasa de coches eléctricos que las aseguradoras estadounidenses dan como siniestro total es muy elevada. Que le cuelguen ese cartel no significa necesariamente que esté tan destrozado que no se puede arreglar o que no puede circular, sino que el coste de la reparación lo consideran excesivo. Esto pasa, en general, cuando supera el precio de la reparación supera el 50 % del precio del coche.
En un eléctrico su elemento más caro es la batería: las marcas no la reparan, sino que ponen directamente una nueva. Eso eleva tanto el coste del arreglo (puede llegar a superar los 30.000 euros), que las compañías de seguros los dan directamente como siniestrados. Y no siempre porque la batería esté dañada.
Esto lo están sufriendo y mucho las alquiladoras que han incluido eléctricos en su flota, pues esa condición queda reflejada de por vida en la documentación del coche. Lo que complica, o incluso impide, su reventa. Pero si estos coches se venden y arreglan fuera de EEUU, dejan de tener esa condición de siniestro total en el permiso de circulación.
Casi los mismos eléctricos registrados que en EEUU. Así es como estos coches cero emisiones acaban importándose fuera de Norteamérica, a través de firmas de subastas normalmente. Los destinos más habituales son Emiratos Árabes Unidos, Nigeria o Europa del Este. Y como decíamos, Ucrania es uno de los destinos predilectos.
En estos países, sí que se atreven a meterles mano talleres mecánicos, que importan piezas desde China u otros países europeos. También optan por piezas aún operativas de coche accidentados. Esto no los hace precisamente seguros en caso de accidente, pero dados los muchos ofertados parece un riesgo que los ucranianos están asumiendo.
Así es como los cero emisiones usados e importados desde Norteamérica se han vuelto muy rentables en Ucrania. Si bien llama la atención la proliferación de modelos Rivian, mucho más numerosos son los Tesla, donde están encontrando una segunda vida. Más teniendo en cuenta que son más caros de reparar porque sólo Tesla lo puede hacerlo.
Esto está disparando los cero emisiones registrados en este país donde la oferta de eléctricos nuevos es reducida, como también sus ventas: tiene la misma proporción de registrados que los de EEUU y el doble que países como Polonia o República Checa.