Burgos ha tenido una idea pionera para reciclar los molinos de viento viejos: usarlos para asfaltar carreteras
Recientemente, el grupo de Investigadores de la Universidad de Burgos SUCONS (Sustainable Construction Research Group) ha dado a luz un proyecto pionero en el mundo: asfaltar una calle con un hormigón creado a partir de restos de palas de aerogeneradores ya desmantelados, uno de los elementos más difíciles de reciclar de estos colosos de viento.
Los resultados de las primeras pruebas dicen que este hormigón tan peculiar “apenas se diferencia del convencional”, lo que es una gran noticia tanto para el sector energético como para el medio ambiente. Sólo en España está previsto desmantelar entre 1.500 y 2.000 aerogeneradores obsoletos entre 2025 y 2030.
Un proyecto que abre la puerta a un futuro eólico mucho más sostenible en España
El proyecto, liderado por la catedrática Vanesa Ortega y el Dr. Juan Manuel Manso, ha permitido que el Triturado de Pala de Aerogenerador (TPA) se convierta en un insumo viable para la construcción. Este residuo, compuesto por fibras de vidrio, resinas poliméricas y otros materiales difíciles de reciclar, se ha utilizado para crear un hormigón que, según Ortega, “ha demostrado tener buena trabajabilidad y un comportamiento mecánico adecuado”.
Antes de llegar hasta aquí, el equipo de investigadoresllevaba meses realizando numerosos ensayos con los residuos de las palas de aerogeneradores para determinar, entre otras cosas, su composición, densidad, granulometría, absorción, resistencia de las fibras… En definitiva, todos los parámetros relevantes para crear un hormigón apto para su uso.
Aunque ahora se están realizando estudios para evaluar la durabilidad de este hormigón a largo plazo, los primeros resultados son prometedores, con el pavimento soportando el paso de unos 70 vehículos al día sin presentar problemas. La calle que ha sido asfaltada con este material cuenta con una superficie de unos 200 m2 y está situada cerca de la universidad de Burgos, en la zona de la Escuela Politécnica Superior (Campus Milanera).
En este proyecto han colaborado varias empresas del sector eólico, que buscaban alternativas sostenibles para el manejo de residuos. “La necesidad surgió de las propias empresas del sector eólico que buscaban una salida alternativa al depósito en vertederos”, explicaba Ortega en una entrevista con El Periódico de España.
Y es que la iniciativa no solo busca mitigar el impacto ambiental, sino también impulsar la economía circular en la industria eólica y de la construcción. La provincia de Burgos, con el mayor número de parques eólicos en el país y 80 parques eólicos de los 262 instalados en Castilla y León (el 30%), se encuentra en una posición clave para abordar este desafío.
Además, el grupo de investigación ha conseguido financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación y la Junta de Castilla y León, lo que ha permitido avanzar hacia una tecnología que pueda ser aplicada a gran escala.
Hemos de tener en cuenta que el sector eólico se enfrenta en los próximos años al gran desafío de reemplazar los antiguos aerogeneradores, que ya van contando con una antigüedad de 25-30 años, por otros de mayor tamaño y potencia. En España se estima que antes del 2030 será necesario renovar el 50% de la capacidad eólica instalada, que es de unos 30 gigavatios.
Como bien explica la Universidad, la retirada de los aerogeneradores obsoletos genera una cantidad enorme de residuos, incluyendo sus palas y el hormigón de sus cimentaciones.
Por ello, “se hace necesaria la búsqueda de soluciones para reciclar estos residuos, en beneficio del desarrollo social, económico, industrial y medioambiental, promoviendo a su vez la transición ecológica de la industria eólica, estratégica en España, al ser este el quinto país del mundo con mayor potencia eólica instalada”, añade.
En otras ciudades del mundo, como en Ámsterdam, también se lleva tiempo explorando con otros proyectos para crear pavimentos a partir de materiales reciclados como el plástico, pero el uso específico de palas de aerogeneradores para este propósito sitúa a Burgos a la vanguardia de la sostenibilidad en la construcción.
A medida que la industria eólica continúa expandiéndose, iniciativas como esta son cruciales para afrontar el desafío de los residuos y contribuir a un futuro más sostenible.