30 abril, 2024

PIONERA OLÍMPICA DESDE LOS CATORCE AÑOS – Historias de los Juegos

Ante nosotros otra vida de película de una pionera del deporte. Hablamos de Aileen Riggin, una saltadora y nadadora estadounidense primera en la historia en varios aspectos. Aunque había nacido en la Costa Este americana (concretamente en Newport), aprendió a nadar en la bahía de Manila, Filipinas, cuando contaba seis años. A los once ya formaba parte de la Asociación de Natación Femenina de Nueva York, ciudad a la que su familia se había trasladado.

Su primer entrenador fue ni más ni menos que el bicampeón olímpico Louis de Breda Handley. Aileen tenía catorce años cuando fue seleccionada para sus primeros Juegos Olímpicos. Se trataba de los de Amberes de 1920. Su escasa altura (1.40m) y peso (29.5 kilos) la convirtieron en la deportista más pequeña de todos los presentes en aquellos Juegos Olímpicos. Lo curioso es que a la pequeña (en edad y tamaño) Aileen lo que más le preocupaba -y mucho- era el estado de la piscina donde tendrían lugar los saltos olímpicos. Se trataba de una una piscina exterior con agua fría, turbia y embarrada. Lo estaba tanto, que el estado del agua le provocó a Aileen un bloqueo mental al temer que pudiera quedarse en el fondo sin poder subir a la superficie dado el espesor del agua. Se pensaba que no podría ascender y que incluso nadie notaría su ausencia. Es más, en caso de notarla y bajar en su rescate al tirar de sus hombros se quedaría “pegada permanentemente” y tendría una horrible muerte. No solo no sucedió eso, sino que ganó el oro en el trampolín de 3 metros. Otro récord para ella, porque al ganar se convirtió en la campeona olímpica más joven hasta ese momento.

Tenemos que poner en contexto la época en la que compitió Riggin. Para empezar, en sus comienzos no tenía siquiera una piscina en la que practicar, sino que lo hacía en el mar, con un escaso fondo de piedras además, en Long Island. La incorporación de mujeres para participar en los Juegos de Amberes de 1920 era escasa y mínima, ya que por aquel entonces se temía que el esfuerzo físico afectaría a la fertilidad de las mujeres y a su salud en general (sic). Finalmente fue aceptada en el equipo pero tuvo que participar con unas faldas “apropiadas para su edad” en las ceremonias y fuera de la competición, a diferencia de sus colegas de mayor edad. En Amberes Riggin también se convirtió en la primera de la historia en algo al proclamarse la primera campeona olímpica de trampolín de 3 metros.

Nos trasladamos a la siguiente cita olímpica, la de París 1924. Para entonces Aileen compite no solo en saltos de trampolín, sino también en natación y al hacerlo realiza un nuevo hito, pues ganando la plata desde los 3 metros y el bronce en la final de 100 metros espalda se proclama la primera olímpica en ganar medallas en dos deportes diferentes en una misma edición de Juegos Olímpicos. Por cierto que el haberse entrenado en la Escuela de Ópera y Ballet del Metropolitan le ayudó sin duda a mejorar su técnica en los saltos de trampolín, deporte estético donde los haya. En natación Aileen Riggin llegó a formar un equipo de relevos con destacadísimas compañeras, como Gertrude Ederle o Sybil Bauer.

En 1926 se pasó al profesionalismo, realizando por ejemplo una larga gira de seis meses junto a Ederle. En esos años llegó a aparecer en películas de Hollywood, como la dedicada a la patinadora Sonja Henie, además de realizar coreografías para espectáculos, etc. Aileen le había cogido el gusto a ser pionera, porque siguió siéndolo, esta vez en su faceta como escritora de deportes, ya que fue la primera mujer de su país que se dedicó a esta función.

No dejó de nadar, batiendo récords de su grupo de edad siendo ya octogenaria. Al cruzar el cambio de siglo Riggin era la medallista olímpica que sobrevivía con mayor edad de su país.

Foto de la Librería del Congreso



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