Brasil se coronó fácil con movilidad de Everton
GERARDO BLANCO|CARACAS.- No hay manera de que Brasil pierda una final de Copa América jugando en casa. Ni siquiera el flojo arbitraje del chileno Roberto Tobar que expulsó a Gabriel Jesús por una falta común y corriente para complicar a la Canarinha, impidió que el resultado fuera el habitual. Brasil levantó la novena Copa América de su historia, la quinta como local al vencer 3-1 a Perú que opuso resistencia en Maracaná.
La movilidad de los hombres de arriba del equipo de Tite determinó el triunfo de la Canarinha. Firmino, Everton, Coutinho y Gabriel Jesús atraían las marcas y dejaban espacios para que sus compañeros generaran el peligro.
El primer gol llevó la marca de Dani Alves y el trabajo de pizarrón del técnico Tite. El incombustible lateral derecho sacó un pase de 30 metros que Gabriel Jesús dominó con el pecho, juntó a dos defensas peruanos, mientras Firmino amagaba caer por el primer palo para que Everton recibiera el centro por la banda izquierda para abrir el marcador de media volea.
La temprana ventaja produjo una modorra en el ataque de Brasil que solo se despabiló con un remate cruzado de Coutinho. Perú, que tampoco había hecho mucho para preocupar al arquero Alisson, se consiguió el empate por carambola con un pase en el área que Thiago Silva desvió con la mano.
El penalti anotado por Paolo Guerrero animó brevemente a los incas, porque de inmediato Firmino robó una pelota en el medio, Arthur limpió el camino con sus gambetas y Gabriel Jesús completó el contragolpe con un tiro cruzado.
En la segunda parte a Brasil le faltó fineza para concluir las ocasiones. Coutinho falló un disparo de derecha y Firmino tampoco pudo remantar de cabeza otro jugada fabricada a pura habilidad por Everton, que fue un tormento para los defensas peruanos.
Brasil buscaba el golpe decisivo, pero se produjo la expulsión de Gabriel Jesús, en una falta intrascendente que le valió la segunda amarilla. Perú se entusiasmó y tuvo el empate en un remate de Christian Flores. Solo que Everton pisó de nuevo el área fue derribado y Richarlison anotó el tercero de penal para que Brasil celebrara en casa, después de doce años conquistar la copa más antigua del planeta.
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